Históricamente el ser humano ha dependido del aprovechamiento del medio natural para sobresalir como especie y alcanzar una distribución geográfica muy benéfica para su reproducción. Dentro de las estrategias que más aportes le han brindado, se encuentra la reproducción agrícola de variedades vegetales domesticadas con fines alimentarios, que ha dotado a la humanidad de los suministros nutritivos óptimos para su desarrollo en ambientes naturales tan diversos que la agricultura con fines alimentarios se convirtió en la actividad fundamental para las sociedades humanas.

A lo largo de la historia de la humanidad, los agricultores han reproducido, preservado, conservado y adaptado germoplasma que le es útil, bajo técnicas de trabajo cada vez más eficaces, que le faciliten la jornada agrícola. El patrimonio biocultural asociado a la agricultura es amplio y se ha visto amenazado desde la segunda mitad del siglo XX, que se pretendió controlar y homogenizar todos los aspectos productivos de la producción de alimentos con la llamada “Revolución verde”, que consistía en la incorporación de riego, mecanización, semillas mejoradas, fertilización química, combate químico de plagas, enfermedades y malezas con el fin de poder estandarizar el tamaño de las cosechas.

Si bien la “Revolución verde” logró optimizar los procesos productivos de la agricultura, se han documentado en repetidas ocasiones los efectos negativos de su implementación, a saber, contaminación de cuerpos de agua, erosión de suelos, pérdida de biodiversidad, modificación de equilibrios ecosistémicos, fragmentación de ecosistemas, problemas de salud en el medio rural, dependencia económica, entre otros.

Por otra parte, en los últimos años se ha transitado a la homogenización del consumo de alimentos con dietas altamente dependientes de productos industrializados, con alto contenido de azucares, grasas y no acordes a los requerimientos de la población, lo que ha desencadenado la proliferación de una serie de enfermedades crónico-degenerativas que afectan a gran parte de la población humana. Esta homogenización de la dieta global, es fomentada principalmente por grandes corporaciones que acaparan el mercado global y que conllevan además a la agudización de las desigualdades alimentarias, el acaparamiento de alimentos o la escases y desperdicio de los mismos; lo cual se agudiza en el contexto del siglo XXI en el que se presentan modificaciones a las características climáticas globales, posiblemente aceleradas por la actividad humana, lo que hace más compleja la producción y distribución de alimentos.

Es por ello, que el presente curso tiene como objetivo el analizar de manera interdisciplinaria los diversos procesos, conocimientos y prácticas participes en la producción, distribución, acceso y desperdicio de alimentos, como una estrategia para solventar la seguridad alimentaria en el contexto del Cambio Climático. El abordaje se realiza en cuatro módulos: 1) Panorama de la producción de alimentos en el siglo XXI; 2) los sistemas de distribución de alimentos; 3) nutrición y acceso a la alimentación saludable; y 4) El desperdicio de alimentos y sus consecuencias socioambientales.